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Sellos y Filatelia: Urgencia Nacional




Escrito por: José Rafael Sosa.                                                                               
Como cada Domingo / Periódico El Nacional.


Santo Domingo. 4 de septiembre, 2010. - Los sellos son un registro histórico y cultural de las civilizaciones.
Ellos constituyen una forma de dar seguimiento a la vida de las naciones, a hacer justicia a sus figuras más elevadas, a recordar grandes acontecimientos o a recaudar fondos para importantes causas de justicia.
En el país la conservación de los sellos tiene su máxima expresión en el Museo Numismático y Filatélico del Banco Central.

Una reserva patrimonial oficial es la que tiene, lógicamente el Instituto Postal Dominicano en su bóveda. Si hoy se puede conocer cara a cara la evolución del sello dominicano, en tanto registro de la historia dominicana, es gracias a ese museo.


El Banco Central cuenta con la mejor instalación museográfica y es visitado anualmente por miles de estudiantes y familias. Es una visita que recomendamos. El Museo se encuentra en el primer edificio oficial del Banco Central, que queda frente al moderno ubicado en la calle Leopoldo Navarro, esquina Pedro Henríquez Ureña.

Pienso que la labor de ese Museo puede ampliar su alcance si se lleva a una página web con todos sus fondos filatélicos para que los estudiantes que lo visitan puedan, posteriormente y con la calma y concentración que demandan las tareas subsecuentes.
Lo ideal fuera coordinar con el Imposdom, para que se completen los sellos usando los fondos del correo con los del Banco Central y crear una gran página filatélica nacional, Esta es una sugerencia en la cual nos ofrecemos para ayudar. Estamos retomando esa idea por un asunto de conciencia y seguimiento, en lo cual hemos fallado. Lo admitimos.
La labor de difusión de la importancia de los sellos radica ahora, fundamentalmente en el Banco Central por medio de este Museo, a lo que hay que agregar importantes proyectos privados, comenzando con el trabajo de la Sociedad Filatélica Dominicana, que mantiene calladamente su revista El Filatélico, desde hace años.
Existe además un Museo Virtual Filatélico que se puede visitar en la dirección:
http://rsta.pucmm.edu.do/ciudad/filatelia/, que abarca desde 1865 hasta el año 2000, uno de los proyectos web mejor realizados y que permite, un recorrido bastante completo sobre el mundo de los sellos en el país. Lo hemos visitado y es impresionante.
Una de las principales figuras filatélicas dominicanas, es el ingeniero civil Danilo Mueses, y quien tiene varias investigaciones publicadas ya como libros y que representa una referencia obligatoria.
Mueses, de quien me llama la atención su perfil ( Soy ingeniero civil y durante los últimos 43 años he trabaja en el campo de la consultoría. Estoy casado con la misma mujer desde hace 46 años. Tengo cuatro hijos (dos hombres y dos mujeres) y nueve nietos (siete niños y dos niñas)., tiene una página a la que se puede acceder mediante el link http://www.lafilateliaaldia.com/, en la cual plantea temas en torno a este mundo .
Hay que impulsar el amor por los sellos y el coleccionismo por vía de la Filatelia.
Hacen falta grandes exposiciones nacionales, como antes.








El arte de coleccionar ahora ha mutado




Escrito por: Camilo Venegas.                                                                               
Sábado al fin / Periódico Hoy.


Santo Domingo. 2 de julio, 2010. - Los coleccionistas del siglo pasado han muerto o han mutado. No les ha quedado otro remedio, porque los grandes motivos que los inspiraban desaparecieron o perdieron su razón de ser. El caso que mejor ilustra eso es de los filatélicos. El email y el chat acabaron subyugando a los envíos por correo. Eso, a su vez, condenó a muerte a los sellos.
Si una afición requería de una gran parafernalia, era la filatelia. Álbumes especiales, pinzas de diferente calibre, lupas, ediciones únicas, cancelaciones alegóricas.

En fin, que ese era el fetiche perfecto para una época en que la individualidad todavía tenía sentido y la privacidad eran un espacio que muchos disfrutaban.

Con la web 2.0 y las redes sociales, todo lo que no se pueda compartir deja de tener sentido. Ya de nada sirve una colección única si tiene que permanecer en un armario en casa. Si las fotos de familia antes se atesoraban en estuches bajo llaves o en caros portarretratos, ahora se “cuelga” de un álbum en Facebook, donde todos pueden verlas casi desde el momento en que se producen.

Si antiguamente había que invitar a los amigos a casa para que disfrutaran de  colecciones, ahora basta con invitarlos a ser “vecinos” y a participar de la nueva afición.

Farmville es, probablemente, el paradigma de la nueva colección. Los árboles no se pueden tocar, los perros no se pueden acariciar, las vacas se dejan de ver una vez que se envían a la lechería, pero todo se comparte de una manera más simple y esa es la principal regla.